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Acabo de leer una noticia que me ha hecho pensar.
Un químico (y músico, además) cree haber encontrado el secreto de los Stradivarius. Desde que se hicieron estas obras de arte nadie más ha logrado violines tan perfectos, nadie más ha logrado conseguir convertir un trozo de madera en magia.
Si esto sigue adelante (por ahora está en el proceso de hipótesis) miles de violines magníficos saldrán al mercado.
Por una parte lograremos popularizar algo que ahora solo está en manos de un=s poc=s, pero por otra... mataremos una vez más algo de romanticismo. Ya no será tan importante tener un Stradivarius.
Reflexión: la tecnología y la ciencia avanzan y van, a la vez, matando algo de lo misterioso, algo de lo mágico. ¿Cuántos años más podrá agonizar ese enfermo llamado Romanticismo?
Cita del día:
Existen dos clases de tragedias, una es no conseguir lo que quieres y otra es conseguirlo.
(Oscar Wilde)
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Me temo (o me alegro) que el romanticismo siempre es un buen mercado. Aunque se consiga el sonido de un Stradivarius la importancia de tener un original antiguo, su mágia, nunca será devaluada.
Desde siempre una cosa es mejorar lo que ya tenemos y otra es no disfrutar con lo que teníamos antes. Nos encantan nuestros ipod y nuestros teléfonos móviles pero hay quien no deja de disfrutar de un buen vinilo o de una bonita carta perfumada.