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El otro día alguien me escribió para preguntarme por los concursos literarios. He ganado unos poquitos y debí sonar como buena influencia. Ojalá ganase más y pudiera escribir esto con un poco más de solidez.
Lo primero que me preguntó era si los premios de los concursos estaban concedidos de antemano. Imagino que lo que sucede con el Premio Planeta (uno de esos secretos a voces) es algo malo para los concursos. Yo no sé si hay enchufes o premios fantasma, pero el caso es que a mí me han premiado en lugares que no me conocían, en sitios en los que buscaban que alguien ganase su premio con honradez. Yo envío a muchos lugares mis textos, creo que si en algunos lugares hay ese problema, se puede evitar presentándote a muchos concursos.
Es importante seleccionar dónde presentarte. En la mayoría de los concursos hay que ir físicamente para recoger el premio. Me daría pena ganar en Canarias 300 euros y pensar que debo pagar 500 para ir. Así que yo solo envío a sitios que puedan estar suficientemente cerca de mi casa.
Hay que gastar un dinero en sellos y sobres y fotocopias/tinta de impresora. Yo gasto algo más de 20 euros al mes en esos menesteres. Si gano un concurso al año ya amortizo la inversión económica. Por eso es importante enviar todo lo posible on line, además de seleccionar los más interesantes de entre los que se manden por correos.
Existen varias páginas en internet que desvelan los concursos literarios a los que uno puede presentarse: escritores.org, stardust...
Reflexión del día: Lograr un premio alegra el alma. Os lo recomiendo. Te hace sentir muy muy bien.
Cita del día: Me encanta jugar al póker y perder; ganar ya tiene que ser la leche. (adaptación de un chiste de Eugenio)
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