Desde que soy profesor tengo una sana costumbre, aunque ha habido años en los que no la he puesto en práctica porque se me pasó o porque estaba en plan vago.
Siempre hago unas encuestas a final de curso para que mis alumnos/as me evalúen (de forma anónima, por supuesto). Gracias a esas encuestas he descubierto fallos que no sabía que tenía y aciertos que no sabía que afectaban tanto a mi alumnado.
Ahora he optado por hacerlas por internet para poder guardar más fácilmente el resultado y porque sé que así el anonimato es mayor.
Me gustaría que cuando yo evalúo mi alumnado pensase igual, que todo lo hago para que mejoren, para que aprendan a trabajar de forma más adecuada, para que hagan bien sus trabajos... quizás aún no lo saben, porque las notas son para ellos algo muy importante y que les implica una bronca o un premio, en qué carrera entrarán.
Con respecto a la obra de teatro en la que trabajo, también tengo que ser evaluado y a veces me gano tremendas broncas por no hacer algo bien o por no haberme aprendido bien el papel. Creo que esa es la única manera de que los que actuamos allí nos esforcemos más.
Recuerdo también que cuando nuestro instituto era evaluado por AENOR, nos esforzábamos más por tener todo más ordenado y bien registrado por escrito.
Reflexión del día: a veces necesitamos que sean los demás quienes nos digan si hacemos las cosas bien, porque nosotros no somos tan objetivos como ellos.
Cita del día: "Al caballo hay que espolearle durante la carrera, no después de acabarla".
(La escuché el otro día en una película o una serie y ahora no recuerdo en cuál).
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