martes, 1 de mayo de 2012

Güelga general



Puntuación:

Vuelvo a escribir después de unos días con muchísimo trabajo y algún que otro disgusto laboral.
Esto de trabajar tanto y de ver de  vez en cuando las noticias me ha hecho pensar en la huelga general del 29-S (le de ponerlo con errores en el título es porque me ha dado por ahí).
El ver a los sindicatos como locos buscando apoyos en los abuelos (¡no cuidéis a vuestros nietos, fastidiad a vuestras familias para que la huelga sea un éxito!), tratando de evitar que la gente vaya a trabajar cortando el transporte y de crucero por el Báltico con el dinero de nuestras cuotas e impuestos... me ha hecho pensar.
¿De qué demonios va a servir la huelga? La ley ya no va a volver atrás, el pepé y el pesoe están contra la huelga (ergo, nadie se apuntará las medallas si triunfa o si fracasa)... y los sindicalistas van a cobrar ese día lo que los/as trabajadores/as dejen de cobrar por hacer huelga... porque sí, señores y señoras, los/as sindicalistas sí cobran los días de huelga, algo que me huele a fétido por todas partes. Yo, por mi parte, me niego a perder dinero en esta época de crisis en la que la huelga general no va a tener, ni siquiera, carácter simbólico de pulso al gobierno.
Me indigna que el derecho a huelga se convierta en la obligación de hacer huelga (yo la hago porque no me rompan el escaparate, yo la hago porque no hay metro para ir a trabajar, etc.).
Reflexión del día: ¿Es posible que la huelga sea algo anticuado como las sangrías o las cataplasmas? ¿Es que el mundo moderno no es sensible ya a ese arma decimonónica o propia de los inicios del siglo veinte?
 Cita del día: "Mi libertad se termina donde empieza la de los demás."
Santo Tomás de Aquino

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