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Hace poco he leído un artículo en una revista acerca de una mujer española con un Coeficiente Intelectual de 220. La mujer, de 41 años, tiene hechas 26 carreras y sabe un porrón de idiomas. Estudió derecho de camino a los exámenes y como le sobraba tiempo lo dedicó a aprender japonés.
Con este tipo de persona lo primero que pensamos es que seguro que está estudiando simplemente, que no hace nada productivo. Pues hasta en eso nos equivocamos, porque se ha dedicado a ayudar a gente como los autistas y los Down.
Me duele pensar que una tipa como esta, que debería ser adorada por todos, que debería ser homenajeada todos los días en la tele... salga en un simple reportaje de una revista de no demasiada tirada. ¿Por qué tenemos la tele llena de Belenes Esteban (como le leí a alguien, una diosa de pies de barrio) y de futbolistas con ansias escupidoras? Es cierto lo que le leí a Reverte, ves la tele y tienes la sensación de vivir en el Día de la Marmota de la peli Atrapado en el tiempo.
Esta mujer tuvo que irse a EEUU para poder formarse, ya que aquí no teníamos medios para esta gente lista, muy lista, listísima... y allí sí es valorada.
No sé qué le pasa a esta sociedad en la que lo mediocre triunfa y lo bueno se queda escondido en un cajón. Así nos va.
Reflexión del día: ¿Esta gente sobresaliente no triunfa porque hay alguien a quien no le interesa que sean valorados o es porque estamos en una sociedad idiotizada por lo que esté rebozado en barro?
Cualquiera puede simpatizar con las penas de un amigo, simpatizar con sus éxitos requiere una naturaleza delicadísima. Oscar Wilde
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Cabe recordar que los medios crean los ídolos que pueden vender, e incitan con "noticias" a la gente a comprar ese producto, a consumir esas noticias, para luego vender los valores agregados (el campeonato de fútbol, y la publicidad que conlleva). En la belleza de una actriz o cantante, esta inmerso todo el poder de marcas de ropa y de cosméticos. Lo bueno es tener conciencia de que nos están vendiendo ídolos y rescatar historias como las que nos muestras ahora. Historias que nos obliguen a razonar.
Y todo el muundo admirando a semejantes cachos de carne con ojos y piernas musculosas.
Realmente es penoso, y mucho más en el contexto que tú citas.